LA SANITAT ÉS UN RECURS...
EN DEFENSA SANITAT
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LA SALUT ÉS L'OBJECTIU
Elegí el barrio del Poblenou para vivir, primero, porque era plano. Barcelona está en una montaña, y cuando vas en silla de ruedas como yo, eso lo valoras, y mucho. No te fijas tanto en la adaptación porque vivimos en una ciudad privilegiada en ese sentido, muy bien adaptada si la comparas con otras ciudades, también de fuera del país.
Mi primera opción cuando pude vivir solo fue la Vila Olímpica, pero ni siquiera esa zona es tan plana, ni cuenta tampoco con tantos recursos como el Poblenou. Este es un barrio amable para las personas, verde, seguro y muy social, donde siempre puedes encontrar a alguien que te eche una mano. Sin embargo, lo mejor es que puedes desplazarte por él sin necesitarlo y con total autonomía. La mayoría de sus calles cuentan con rampas bien hechas y con una inclinación adecuada en los cruces, aceras suficientemente anchas, paseos fabulosos y parques accesibles.
Quiero hacer aquí una especial mención al suave adoquinado que cruza Pere IV con la Rambla, maravilloso, cuando vas por allí te deslizas solo, casi sin esfuerzo (ojalá hicieran así las aceras que renueven en el resto de la ciudad; adoro la flor de Barcelona que aparece en los panots, pero no veas el traqueteo que da en las ruedas).
También es cierto que no todo es perfecto, aún te encuentras algunos escalones para acceder a ciertos locales o a zonas de estos, no todos cuentan con un lavabo accesible, también existen algunas aceras demasiado estrechas y otras dificultades que se tienen que solucionar. Pero en conjunto, es un barrio que está bastante bien en ese sentido.
El hecho es que, paseando por la calle, te das cuenta de que la accesibilidad que tiene nuestro barrio (la mayoría de él al menos), no nos beneficia solo a las personas con movilidad reducida. O, mejor dicho, las personas que vamos en silla de ruedas no somos las únicas con movilidad reducida que vivimos aquí o venimos a él. Veo a mamás y papás con los carritos de sus hijos, a otros que van con el carrito de la compra, o con scooters, o con bastón o muletas de forma permanente o temporal, abuelitas y abuelitos con andador… Y me doy cuenta de que lo que es bueno para unos es al final bueno para todos, porque todos acabaremos necesitándolo y beneficiándonos de esa accesibilidad, y si no tiempo al tiempo (¿O alguien cree que tendrá las mismas facultades y condiciones físicas eternamente?).
Por eso, invertir en accesibilidad no es solo un valor inclusivo: es una inversión de futuro. Y el barrio del Poblenou, en general, es un buen modelo.
Eladio Herranz Frías Autor de El tercer día: Caminando sobre ruedas